El verdadero valor de la humildad

Por: Sofía Peña Acuña

 

En un pueblo muy lejano vivía un joven llamado Panita, el pueblo se llamaba El Limonar. Al Panita le gustaba comer chess, pero el único que las vendía era Bozo, y Bozo vivía en El Silencio, y cada vez que el Panita quería comer papas tenía que pasar por un sendero, por las playas y un bosque. El Panita estaba sentado en el sofá como de costumbre, viendo su telenovela favorita, al rato, se durmió. A las doce de la noche, el Panita se levantó y tenía mucha hambre, pero en su nevera no había nada de comida y estaba muy antojado de chess. Así que decidió arriesgarse e ir a donde Bozo.

 

Dos días antes su mejor amiga, la negra, le había comentado al Panita que en El Silencio vivía una bruja que le gustaba llevarse el alma de gente humilde, pero Panita pasó por el sendero, luego caminó por todas las playas. Cuando iba llegando al bosque, escuchó unos quejidos y cada vez que se acercaba, los quejidos iban siendo más fuertes y, de repente, vio a una mujer sentada de espalda, cuando la iba a tocar se desapareció, pero él no le paro bolas así que siguió su camino. Minutos después, llego a El Silencio, fue a donde Bozo y resultó que Bozo estaba dormido, el Panita muy triste se sentó a descansar y se le acercó la bruja, el Panita muy asustado se quedó paralizado y la bruja le dijo que no tuviera miedo, que ella era buena, entonces el Panita le preguntó que si era buena por qué le robaba el alma a las personas humildes y ella le respondió que creía que cada vez que recolectaba almas de gente humilde, ella se convertiría en una persona buena y más humilde que las demás personas, así que el Panita le dijo que no tenía que hacer eso, que él le enseñaría el verdadero valor de la humildad.